Las Hoces del Duratón

Este Domingo, venciendo la pereza mañanera (poderosa, a pesar de que pudimos dormir una hora más), unos amigos (incluido mi hermano) y yo, decidimos aprovechar el buen tiempo reinante para lanzarnos a hacer una ruta de senderismo.

El lugar elegido fueron las conocidas Hoces del río Duratón, un enclave convertido en Parque Natural, situado a unos minutos del municipio de Sepúlveda (Segovia). Allí tuvimos ocasión de contemplar uno de los paisajes más bellos que nos ofrece la naturaleza durante la estación de otoño.

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El enclave debe su nombre a los pronunciados recodos y giros que muestra el curso del río Duratón, el cual ha ido horadando durante siglos un profundo cañón en la roca caliza, que ahora le sirve de cuna. A lo largo de todo su recorrido, el espectáculo de la caida de la hoja y las tonalidades amarillentas de la vegetación, sirven de trasfondo para contemplar al que se ha convertido en el rey de la fauna de la comarca del Duratón: el buitre leonado. Este ave vive en colonias asentadas en las mismas paredes del cañón del río, y tiene el honor de ser el mayor atractivo para los visitantes de la comarca.

Resulta impresionante contemplar el vuelo del buitre, en grandes círculos, majestuoso, a una altura dificil de calcular sobre nuestras cabezas, que nos hacía guardar silencio, absortos, hasta que el ave decidía aterrizar en alguna de las paredes de la garganta, donde aguardaba su pareja.

El rápido descenso casi en picado, el batir de sus inmensas alas al detenerse, los graznidos de las crias al recibir el alimiento... es un espectáculo sencillamente indescriptible. Puedes estar cuanto quieras de lejos: si puedes observar a alguno con unos buenos prismáticos, suficientes como para ver sus ojos, tendrás la sensación de que, desde allí, el ave está atenta a cada uno de tus movimientos por pequeño que sea, mirándote también a los ojos. Escalofriante.

Del resto del paraje, nada hay que no merezca la pena ver. Aunque naturalmente, no fuimos a un ritmo suficiente como para verlo todo (de hecho, no pienso ni deciros la velocidad media que calculamos una vez terminamos el recorrido, hacia las seis de la tarde: seríamos el hazmereir de los senderistas... ¡que vergüenza!). Pero, de todos modos, el lugar llama a detenerse y contemplarlo con detalle en muchos puntos del recorrido.

Naturalmente hicimos fotos como para parar un tren. He seleccionado 9 de ellas y las he subido a flickr, para que las disfruteis (Sí, de momento solo tengo esas 9 en Flickr... es que he creado la cuenta hace muy poco y todavía no he subido ninguna más... pero todo se andará). No soy un experto fotógrafo, está claro... pero tampoco están tan mal ¿no?

Bueno, creo que es un lugar que merece la pena visitar siempre que el tiempo acomañe, claro está, por lo que os animo a todos a que lo hagáis antes de que el frío comience a ser la tónica habitual.

Os iré manteniendo al día de estas salidas domingueras que de vez en cuando nos dá por realizar. De momento llevamos dos: esta y la salida a la Laguna de Peñalara (aunque en ese caso nuestra ruta fue un poco personalizada "al gusto" :-).


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