El Barça ya es oficialmente el
Rey de Copas ... El Rey de las Copas del Rey... El Rey de las Copas del Jefe del Estado Español... El Rey de las Copas de
ese viejo al que silbamos cuando entra en el palco... que es Jefe de un Estado del que no nos sentimos partícipes y
contra cuyo himno también silbamos a gusto...
Ayer en
Mestalla, cuando formaron los jugadores en el terreno de juego, no se oyó el himno español. Sonó, sí... pero muy bajito, como acongojado... como remiso. El único himno que se oyó fue el de los absurdos, el de los energúmenos de siempre:
una ensordecedora pitada en signo de protesta por el "himno nacional" y todo lo que representa: en este caso el Rey, presente en el palco. Una falta de respeto y educación, de los que se empeñan en mezclarlo todo: política y fútbol; fútbol y política.
Vale, pues vamos a mezclarlo: un equipo del País Vasco contra otro equipo de Cataluña (adalídes del independentismo más recalcitrante), jugándose la final de la Copa del Rey. Ironías de la vida. Posiblemente la única final de la Copa en la que no se ha visto, ni siquiera en el llavero de los utilleros, una mísera bandera española. Si tanta alergia tienen estas aficiones al Rey, al himno, a las banderas españolas ¿por qué tanto interés en ganar este torneo, que para ellos no representa nada? ¿Porqué salir a las calles para celebrar un título de alguien a quien desprecian? Es más, ¿para qué jugarlo siquiera?. Personalmente, si yo fuera el Rey y tuviera potestad para ello... hubiera suspendido inmediatamente la final... hubiera convocado a los otros dos semifinalistas, Mallorca y Sevilla (que seguramente tendrían mucho más interés) y hubiera jugado la final con ellos... Y mejor para todos.
Por otro lado, este "sabotaje" al himno lo sabemos porque lo podíamos escuchar en la radio o porque lo hemos leído hoy en los periódicos. Porque TVE, la encargada de emitir el partido, en un magistral regate a la inteligencia de los telespectadores,
desvió la atención en el momento crucial, para mostrarnos a la hinchada concentrada en San Mamés (según ellos "enfervorecida porque acaban de salir al campo los jugadores"... ejem...) o las calles desiertas de las Ramblas...
Después, en el descanso, se vieron obligados a pedir disculpas por un "error humano" y a emitir las imágenes del himno que no vimos en su momento: aquí es donde entra en juego el becario de TVE, que se ha pasado todo el primer tiempo del partido retocando el audio con el
Adobe Audition para eliminar el sonido ambiente del estadio...
En fin, todo un alarde de diplomacia políticamente correcta, para evitar "herir sensibilidades". Naturalmente, este escamoteo flagrante,
no podía pasar sin castigo.
Pero dejemos de mezclar fútbol y política. La verdad es que, en lo estrictamente deportivo, sólo me queda dar mi enhorabuena al Barça que hoy por hoy,
es el mejor club del mundo, sin duda alguna. Hace tiempo que no veía jugar a un equipo tan bien como juega este, y durante tanto tiempo. Y chapó por Guardiola
, un entrenador serio e inteligente y un profesional como la copa de un pino, que ha sabido llevar a este equipo a lo más alto. Florentino, o quien quiera que se atreva a tomar las riendas de este Madrid atolondrado, debería toma muy buena nota de cómo se hacen las cosas.
Y es que el fútbol así, independientemente de los colores que uno defienda,
debe estar por encima de políticas e ideologías. Debe ser visto, sentido y disfrutado, por el mero hecho de ser el mejor fútbol del mundo. Y dejadme decir desde aquí, aunque a más de uno le sorprenda, que, por mucho que haya dolido el 2 a 6, veré la final de la Champions y animaré al Barça con todas mis fuerzas. Y si gana, celebrare su victoria. Y si llega finalmente el triplete, gritaré un hurra por él. ¿Por qué?
Simplemente porque se lo merece.
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