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26 de enero de 2011

Acuerdos y mentiras de la Ley Sinde

Como ya sabréis por todos los medios (des)informativos, finalmente PSOE, PP y CiU han llegado a un acuerdo in extremis para incluir algunas enmiendas de los Populares a la ley Sinde, a cambio de su apoyo a la misma en el Senado. Así que, finalmente, si nada ni nadie lo impide, la Disposición Final Segunda volverá a incluirse en la Ley de Economía Sostenible y será aprobada en breve por el Congreso.

La aparente "sensatez" que mostraron los populares enfrentándose a esta Ley en el Senado el pasado mes de Diciembre, se ha disipado como el humo cuando finalmente han aceptado la misma, sin más que incluir unos cambios poco sustanciales, que no cambian ni corrigen en absoluto los aspectos más conflictivos de la misma.

Pero no es esto lo que más me sorprende. Supongo que, nos guste o no, los políticos están para esto: vender sus voluntades a cambio de un puñado de votos y cambiar de principios según sople el viento en una u otra dirección. Y a veces alguno hasta se acuerda de los ciudadanos. Pocas veces.

No. Lo que me quema la sangre es que, encima, nos tomen por idiotas. Me faltan dedos en las manos para contar las veces que he oído la frase (más o menos literal): "el acuerdo entre PP y PSOE sobre la Ley Sinde permite aumentar las garantías jurídicas de los afectados, blablabla..." (por ejemplo: 1, 2, 3 ...).

¡NO! ¡MENTIRA! ¡No aumenta garantía jurídica alguna! Los jueces siguen siendo meras marionetas del proceso, puestos ahí como tapadera para darle esa apariencia de protección judicial. Los jueces, como antes, siguen sin poder entrar a valorar el fondo del asunto (la legitimidad o ilegalidad de los enlaces a contenidos) sino que, básicamente, su función será la de autorizar la identificación del propietario de la página y la ejecución de las medidas para cerrar el servicio (o retirar los contenidos que vulneran la propiedad intelectual) siempre y cuando  no resulten afectados los derechos contemplados en el artículo 18, puntos 1) y 3) de la Constitución (que hablan del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar, a la propia imagen y al secreto de las comunicaciones).

En resumen, que quien decide realmente no es el juez, que visto lo visto autorizará en casi todos los casos, sino la famosa Comisión de Propiedad Intelectual que, dicho sea de paso, está formada exclusivamente por miembros de varios Ministerios del gobierno. ¿Dónde están esas "garantías jurídicas"?

Que conste que no lo digo yo, que soy lego en  la materia, sino que lo dicen abogados expertos en estas lides como David Bravo, Sánchez Almeida o David Maeztu, entre otros...

Otra mentira muy escuchada últimamente es que "por fin se había llegado a un consenso". ¿Consenso? ¿Con quién? Porque aquí, que yo sepa, el único que ha intentado de verdad llegar a un consenso ha sido Álex de la Iglesia, que tuvo la valentía de ponerse donde nadie se atrevió y actuar de mediador entre internautas, productores, artistas, políticos y demás afectados, convocando una reunión para intentar llegar a un CONSENSO de verdad, con mayúsculas, como debe llegarse: dialogando entre todos para buscar soluciones reales y viables.

Visto el ajetreo que ha habido durante este fin de semana pasado en varias redes sociales y blogs, lo ha intentado, de verdad. Pero su esfuerzo no ha servido de nada a pesar de la voluntad de diálogo de muchos, de uno y otro lado. Y no ha servido porque aquí los únicos que han dialogado -entre ellos, claro está- han sido los políticos y siempre de espaldas al resto del mundo. 

Al final, el cineasta es la primera víctima de la Ley Sinde, ya que, en un acto de coherencia que le honra, ha decidido dimitir como presidente de la Academia de Cine Español. Su artículo merece una lectura, porque es un ejemplo de sensatez.

Y no es el único del gremio que se planta.  Pero al PP y al PSOE les da igual... ellos ya tienen su "consenso" y sus misteriosas "garantías jurídicas" que nadie entiende. Y no les suben los colores, ni a ellos ni a los medios de comunicación afines, cuando de contar mentiras se trata. Ni a la hora de tomarnos por idiotas.

En fin, veremos en qué acaba todo esto, porque me da la sensación de que este despropóstio de ley todavía va a dar muchos bandazos y volteretas. Seguirá dando que hablar y que escribir.

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